Horrorosa literatura
que ha delegado a su sombra para perseguirme sobre todo cuando abunda la luz cuando más hiriente apuñalan los ojos cerrados del sol. No veo al cielo porque sé que de espaldas a nosotros ríe y abraza los cuerpos de lágrimas que construimos ante sus nubes. Es nuestro llanto el que construye toda la lluvia. No hay abrazo de consuelo que no queme porque ante su presencia siempre hay fuego para volvernos ceniza la nostalgia es asfalto que nos pisa sin ser pisada. Ante tu llanto solo
logro agotar la palabra contra la espuma vacía que creo al lavar tus platos para llorar sin que lo notes en esa acción nimia y húmeda que disimula mi propio dolor. Me acabalga la muerte de los que no saben morir. |
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Octubre 2020
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