Me han criado entre los cadáveres de quince minutos
para gritar y aturdir con un aullido ya perdido piso todos los enfrentamientos para evitarlos y a toda costa ocultarlos de otros oídos Debo guardar el secreto de lo ya dicho y obvio la verdad cruda de ser sillas vacías y cuerpos fríos soy la máscara que nadie ha pedido ponerse ante el fuego que arde dentro pero que solo afuera es estallido mi sangre seca ignoro ante los diálogos cercados del día a día de corazones plásticos que imagino de un polímero nuboso y subo entre palabras que dicen tantos pero que nadie pide y alboroto los avisperos de abejas ya aturdidas muertas en la casa que no tienen, porque es miel del que las vive. Toda arma es arma sin importar el calibre y esta invisible con la que apunto a las palabras mata diciéndote que duermes ahoga diciéndote que respiras. Soy el satán sin nombre apropiado para desatar el caos de la métrica Soy el llanto que nadie más ve la pared a la que le hablan Soy el fuego muerto de las voces que nunca han dicho nada. |
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Octubre 2020
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